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Ozzy Osbourne acaba de llevar su legado a un nuevo nivel: vender su propio ADN. Lo hizo en alianza con la excéntrica marca de aguas enlatadas Liquid Death, que ideó una campaña tan delirante como irresistible. A través del proyecto "Infinity Ozzy", se puso a la venta 10 latas de té helado que el propio Príncipe de las Tinieblas bebió, aplastó y compuso.

Cada una de estas reliquias genéticas se ofrece por 450 dólares, y no son simples objetos de colección: contienen rastros reales del ADN de Ozzy. La idea, según el anuncio de la marca, es que los fans puedan —cuando la ciencia y las leyes lo permitir— clonar a Ozzy en el futuro.

"Imaginen revivir al Ozzy de los años 80: podría cortar el césped, animar fiestas infantiles… o lo que quieran", bromea el comunicado oficial

La propuesta es provocadora, extraña y 100% Ozzy. Porque si hay alguien que podía desafiar al tiempo con humor negro y marketing extremo, era él.